Los espacios inútiles, un nuevo paradigma tras la crisis del Covid-19

Como surge en otras profesiones es importante que los arquitectos, en este caso, sepan transmitir y comunicar esta cierta empatía hacia los espacios "inútiles" y como estos

pueden mejorar la arquitectura que nos rodea. Venimos de una cultura de la tecnificación que ha perdido en cierto grado la capacidad de imaginar más allá de los metros cuadrados. Recuerdo

cuando era pequeño el piso de mis abuelos donde había un pasillo largo pero ancho (un metro veinte), quizás un espacio bastante inútil según a quien se lo preguntásemos, pero que terminó convirtiéndose en

uno de los espacios de juego más importantes, sobretodo cuando estaba enfermo (bastante a menudo).

Siempre hablamos de número de habitaciones, baños, parking, metros cuadrados,etc... pero quizás podríamos empezar a hablar de metros cúbicos, de vistas, de espacios

abiertos. Recuerdo las casas que encontramos durante el viaje a Tajiskistan. En ellas predomina un solo espacio donde toda la familia convive. Cocina, dormitorios, comedor, se sitúan en este 

espacio sin divisiones y se componen alrededor de un espacio central donde un lucernario sirve como entrada de luz pero también como salida de humos. Se trata de casas muy humildes y pequeñas, pero a la vez con mucho

volumen de aire, con un espacio central de gran calidez y con ventanas muy discretas pero que se abren al paisaje. Creo que en cierto modo, la collumpio house cierra  de una manera muy simple y directa un pequeño espacio 

de aire en la montaña, con espacios generosos en cuanto a volumen más a que a metros cuadrados, y que se abren hacia los pinos verdes del Parc Güell desdibujando el interior del exterior.

Algunas obras en curso se han visto paradas en esta situación de excepción pero que se reanudarán según sea posible. Otras se han podido continuar intermitentemente siempre respetando al máximo todas las condiciones de protección e higiene.

Nuestra arquitectura va muy ligada a la obra y consecuentemente a las visitas donde se deciden muchos aspectos que terminarán definiendo el carácter final del proyecto y por eso hemos intentado, y seguimos haciéndolo, seguir al máximo a través de medios de comunicación a distancia así como algunas visitas puntuales según sea posible.

 

Seguramente esta situación altere de forma pronunciada la profesión afectando a la disminución de concursos y seguramente paralizando obras que debían empezar hacia finales de año. Lo extraño sería lo contrario. Pero la sensación es de querer empujar adelante los proyectos empezados como una forma de optimismo y positivismo para afrontar este momento, y que nos hace pensar que impulsará nuevas ideas, nuevos proyectos, y no sólo en nuestro ámbito, sino en todos.

 

Sí, no creo que deban ser espacios o elementos de media o gran escala, sino que muchas veces en las cosas pequeñas uno puede encontrar esos valores que doten de la vivienda en un espacio más amable o cálido: un color, una planta, un rincón de lectura, una ventana donde sentarse... Aún así, por ejemplo, ¿podríamos imaginar que nuestras ventanas pudieran proyectarse hacia el exterior convirtiéndose en habitaciones y/o terrazas colgantes como parte de nuestras viviendas?